
La Asociación Valenciana de Cerámica AVEC-Gremio de Manises rinde homenaje a la trayectoria de Marcial Marco Sebastián, artista cuya vida y producción representa un modelo de pasión, renovación y maestría dentro del mundo de la cerámica y la pintura. Esta última faceta menos conocida.
Nacido en Buñol el 27 de agosto de 1910, en su domicilio de la Plaza del Castillo, su familia se trasladó pocos meses después a Valencia, instalándose en la calle Escalante, en el Barrio del Cabañal. Transcurre su infancia bajo la luz del mediterráneo y con 10 años, dibuja y pinta del natural en las playas de Valencia. Es en estas playas del Cabañal donde también observa pintar al gran maestro Joaquín Sorolla. El interés que tuvo desde muy joven por las artes, lo lleva a, con tan solo 14 años, ingresar en la Real Academia de San Carlos de Valencia, donde acaba sus estudios artísticos en 1927. Durante esta época, Marcial destaca en el género del retrato.
Manises fue el lugar donde nació su pasión por la cerámica. Este es un momento crucial en su vida, cuando sus padres deciden llevarlo consigo a visitar a unos amigos a esta ciudad. Marcial queda deslumbrado, según sus propias palabras, al contemplar el colorido de la azulejería, y decide dedicar su vida a la cerámica. Su formación artística continúa en Manises, donde cursa estudios en la Escuela Práctica de cerámica de la ciudad y con la intención de convertirse en pintor ceramista, persevera hasta conseguir una plaza en una de las empresas de cerámica artística más acreditadas, la de Francisco Lahuerta Gallego, compaginando el trabajo con el estudio. Allí, bajo las órdenes de quién siempre consideró como su maestro, José Gimeno Martínez y más tarde bajo las órdenes de Manuel Montoro aprendió y mejoró los procedimientos artísticos y técnicos.
Tras la Guerra, decide fundar su propia fábrica, constituido ya como artesano ceramista. Inicia su propia fabricación con la loza, hace vajillas en la que demuestra su capacidad artística. Posteriormente elabora platos en los que trabaja el retrato de grandes personalidades y la reproducción de grandes obras de arte, todo ello realizado a mano.
Además de su pasión por la cerámica, siempre fue un apasionado de la pintura, a la que dedicaba su tiempo libre. En su fábrica disponía de un espacio a modo de estudio, donde se recreaba con el dibujo y la pintura. Se dedicaba también a esta pasión en sus descansos en Buñol, allí pintaba en su casa, convertida en estudio y museo, pero sobre todo salía al campo, acompañado de la familia, en busca de un paisaje inspirador.
Su obra, tanto la producción cerámica como la pictórica, es extensa y en ella experimenta con diversas técnicas y estilos, en una constante búsqueda de innovación y perfección.
Su legado es importante y su buen hacer como ceramista se hace presente en los paneles del Altar Mayor de la Iglesia de San Juan Bautista en Manises y en otros paneles que embellecen algunas calles de la ciudad. También es importante la influencia de Marcial Marco Sebastián en la comunidad artística, tanto de la ciudad de Manises como de su ciudad natal, Buñol, siendo referente para jóvenes artistas del momento.
Esta exposición, que reúne una selección de sus obras, permite redescubrir su talento cerámico, pero sobre todo ofrece una mirada inédita a su producción pictórica, revelando una dimensión menos conocida, pero igualmente valiosa, de este gran artista.